¡Se acabó! Se acabó la tortura, la agonía, el martirio, la angustia, el encierro... ¡Se acabó el mayor castigo! LA ÉPOCA DE EXÁMENES. Período que en mi caso ha durado un mes completo, sin contar el tiempo que previamente al comienzo de los exámenes, estuve encerrada en casa estudiando.

Por suerte todo ha acabado, y diría que muy bien. Una media de 9 entre los 5 exámenes, con tres 10 entre las notas. ¿Balance? Más que positivo. Sobre todo porque me llevo la alegría de haber encontrado grandes profesores, que es mucho más de lo que se puede decir de los que me encontré el año pasado en la Universidad de Granada. Así que, ahora que ya he terminado con mi "estancia de estudios" en la Gregorio VII, a pesar de los líos que nos han montado para todo, y la completa desorganización de una universidad tan pequeña y además privada, puedo decir que estoy contenta con este cuatrimestre. Bastante contenta a decir verdad. Sin olvidar que los resultados han superado con creces los esfuerzos. Jajaja.

Hoy, día de mi liberación, ha sido un día también cultural. He ido a una exposición en el Palazzo del Quirinale (o lo que es lo mismo, la residencia oficial del Presidente de la República) llamada "Nostoi. Capolavori ritrovati"
La palabra griega Nostoi, que se refiere a los ciclos épicos que narraban el regreso a casa de los héroes que volvían de la guerra de Troya, indica los largos y fatigosos viajes afrontados por estas espléndidas obras de arte para volver a su patria, viajes llenos de aventuras y de insidias, pero con un final feliz. Tras haber sido furtivamente sustraídas de las escavaciones arqueológicas de nuestro país, y posteriormente vendidas siguiendo canales clandestinos en el extranjero, estas "obras de arte reencontradas", frecuentemente piezas de excepcional valor en cuanto únicas en el mundo, vuelven a Italia.

Esto para que os hagáis a la idea de lo que he visto hoy, y encima gratis. ¿Qué más se puede pedir al día de hoy? Pues... un buen plan para esta noche... ya veremos.

Por cierto, la traducción del texto es de una servidora. =)


La burocracia italiana... ¿quién que haya estado alguna vez en Italia no ha oído hablar de ella? Que si es lo único que saben hacer, que si es horrible, que no funciona... Claro, pero una cosa es oir a la gente quejarse y otra vivirla en tus propias carnes.

Yo, por evitar estas cosas, he hecho todo lo posible, pero a todo cerdo le llega su San Martín, y el mío llegó junto con mi inesperado dolor en el pecho. ¿Resultado? Ve al hospital, entra, vuelva a salir porque te has equivocado, ve a pagar un ticket, coge número, paga. Vuelve a donde estabas antes, que te examinen, que te sientas un bichillo más que una persona por más que el enfermero sea muy agradable contigo, firma otro papel. Electrocardiograma, preguntas, auscultaciones, más preguntas y una cita con el cardiólogo para el lunes siguiente porque tienes arritmia. ¿Qué te llevas de tu visita al médico? Un montón de papeles, un miedo de tener algo en el corazón y una receta de un tranquilizante. Que una se pregunta, ¿pero era realmente necesario?

Llega el lunes, visita el acardiólogo. Se repite la historia, pero esta vez peor. Preguntas, te dicen que tienes que pagar, sí, otra vez, bajas, vuelves a preguntar, te tratan como a un deficiente, coges número, quedan diez minutos para tu cita con el cardiólogo, tienes el número 92 y van por el 74. Para más inri, de las seis ventanillas para pagar, están abiertas solo dos, ¿y el resto de trabajadores? ¿no están? Sí, sí que están, están detrás de las cortinillas que han cerrado a su debido tiempo para rascarse un rato el ombligo por no decir otra cosa. Situación: Gente que, haciéndose el loco, se va colando. Respuesta a la situación: Quedan dos minutos para mi cita con el médico, yo voy a preguntar. Esta vez tengo que pagar más, y para mayor desconsuelo mío, una tipa me monta el numerito diciéndome que me he colado y que soy una "lista". ¿Qué hago? Me aguanto como puedo, le respondo sin mucho cabreo... ¿y qué pasa cuand Marta se contiene? Que luego es peor. Así que cuando sube finalmente a esperar a que el cardiólogo le atienda, empieza a llorar desconsoladamente.

¡Así es normal que tenga taquicardia, co**! En fin, ¿resultados obtenidos de la visita? Tienes un soplo en el corazón y un ecocardiograma pendiente de hacer que no podrás realizar en el hospital al que has estado yendo porque hasta junio no tienen cita.

Aquí no acaba la cosa, porque la burocracia también está en Correos, para mandar una carta certificada para votar en las elecciones. Pero tranquila, Marta, que aún te quedan más momentos que vivir con la burocracia italiana, no vayas a estar tu triste porque se hayan acabado, mujer. Conténtate de momento con tener que enviar papeles y faxes a tu universidad, que no es poco.

Ala, hasta otra

¿Qué pasa hoy en día? En serio, ¿qué problema grave es el que tenemos los jóvenes con nuestra identidad? Empiezo ya a hartarme de todo este circo que tenemos montado con el tema de la personalidad.
De veras quisiera que alguien me dijese la razón por la que hay que ser "alguien", crearse un personaje; o, por el contrario, dejarse arrastrar por el prototipo de "joven" del momento. Sinceramente, no sé qué es peor.
Cuando estaba en España, lo que me tocaba ver y, de alguna manera "sufrir", era el segundo caso. No había ni un mínimo intento de separarse de esa masa de personas que, llegados a este punto, ya es homogénea, debido a la falta de ideas y a la falta de... todo. Porque es que ya no hay nada que sorprenda. No sé si es porque no queremos o por que, a fin de cuentas, no podemos. Y es que hay que reconocer que es cierto, cuesta alejarse del "prototipo". Es más fácil ser uno más y no tener que tirar del carro de tu propia existencia en contra de la corriente, que son el resto.
Aquí en Italia, en cambio, me encuentro con la situación opuesta. Aquí hay que fabricarse un "alguien" detrás del cual esconderse. Es una actuación continua, y personajes no faltan: Los que hacen lo que sea por ser deseados, los que "pasan" de todo y de todos, los "intelectuales"... Y yo estoy harta. Estoy cansada de ver esta situación, estoy harte de notar la presión que supone no querer a toda costa montarse un teatro continuo, y estoy harta de tener que sufrir las consecuencias de que el resto de la gente sí lo haga.
¿No podría ser todo más sencillo? Sí, sí que podría. Podría realmente haber gente que pasa de todo, y no gente que finge que lo hace para entrar en uno de estos estereotipos del joven desganado y desmotivado. Podría haber gente que simplemente tiene ese halo que les hace irresistibles, atrayentes... y no gente que se pasa el día pendiente de un espejo. Y podría haber, como es cierto que los hay, gente que es inteligente, gente que desarrolla ideas nuevas y originales, gente que es capaz de formarse una opinión crítica sobre lo que ve y lo que sucede a su alrededor, sin otro pretexto que el de ser un poco más crítico; y no gente que intenta hacer ver que reune todas las cualidades de un genio, de un intelectual, todas en una sola persona, demostrando lo intelectual que es porque se pone a filosofar después de ver una película.
Que no. Que ya no lo aguanto más. Que si aquí la gente va a fastidiarme a mí porque necesita esconderse detrás de su personaje las 24 horas del día, y va a ser una persona distinta cuando se encuenta con gente, de la que demuestra ser cuando está a solas... entonces a mi que me dejen tranquila. A mí que no me vengan luego a contar sus problemas existenciales, porque desgraciadamente, no voy a poder sabes si son los verdaderos o los problemas derivados del "teatrillo" que es su vida.
Y yo, sinceramente, no voy a perder el tiempo escuchando éstos últimos, los problemas "irreales", porque para problemas ya están los que yo pueda tener, y yo por lo menos sí sé que son de verdad, que son los míos, los de Marta, los que derivan de mi vida, y no los de otra persona que me haya inventado, y que no soy yo.
Punto.

MENÚ ESPECIAL DE SAN VALENTÍN:
- Primer plato: Ensalada
- Segundo plato: Pasta fresca rellena
- Postre: Brownies caseros y fruta

Incluido en el precio al agua, el pan, y la oportunidad de que tu compañera de piso te llame inepta en tu p*** cara solo por quedar de intelectual delante de su amiga, y luego sentirte tú un asco el día siguiente.

No pierdas esta oportunidad, ¡haz tu reserva ahora!
La jornada comenzó tranquila: el típico viaje en bus hasta Termini, el típico retraso de Ana, y los típicos momentos de tensión corriendo hacia el andén. Pero lo típico comenzó a hacerse atípico desde el momento en que nos dimos cuentade que íbamos a un carnaval "alternativo"... y he aquí las consecuencias.

Tren abarrotado, ropas de colores, voces, bicicletas y... gente vestida de monje. Empiezan a rezar su versión del Ave María dedicada a la bicicleta,y nos hacen repetir a todos los del vagón. Se marchan a predicar por el resto del tren y aparecen unas vestidas de flamencas... ¡Pero dónde nos hemos metido!

Claro, hoy no iba a ser un día normal. Salimos del tren y nos montamos corriendo en el autobús. ¿Será ese el que nos lleva al centro? Se suben todos así que... nosotras también. Nos colocamos nuestras máscaras y tal, y de pronto el autobús se para a un lado de la carretera. La gente se pone nerviosa. Nosotras no tenemos billete... la hemos cagao. Un carabiniere se asoma por la puerta. La gente empieza a abrir las ventanillas traseras del bus. Caras de desconcierto... y nosotras nos quitamos lo poco que llevamos de disfraz, y decidimos que no hablamos italiano. La gente empieza a bajar del autobús. Me asomo y veo que hay otro policía con un perro... ahora lo entiendo todo... vaya marrón. Por lo menos no es por los billetes del bus, y nosotras no tenemos nada que ver con estos líos.

La policía se lleva a unos cuantos y el resto volvemos a subir al bus. ¡Madre mía lo lejos que está el pueblucho este! Llegamos al centro, la cosa empieza a animarse... musiquilla, puestecitos... ¡a comer se ha dicho! Pasta con garbanzos y botellita de agua en mano, nos sentamos en la hierba y nos ponemos a comer. ¡Qué hippie que es esto, madre mía!

Empieza a no molar la cosa cuando descubrimos que el carnaval este es anticlerical. Así que decidimos tomarnos la cosa más en plan turístico y nos damos una vueltecita por el pueblo, que es la mar de coqueto. Cuando volvemos al meollo de la celebración, la cosa se ha animado bastante, y nosotras, que habíamos comprado tickets para comer pizza frita, comenzamos nuestra odisea para conseguirla. Después de mil vueltas, esperas, preguntas, empujones y malentendidos... vemos que empiezan a hacer la dichosa pizza frita. Cuando está preparada saco todos mis genes de Cádiz, y a base de zarandear los tickets y hacer aspavientos, consigo que seamos de las primeras en pillar pizza frita con azucar. ¡Buenísima!



Son las cinco de la tarde y nosotras ya estamos muertas... la edad es lo que tiene. Además, esto empieza a llenarse demasiado de gente, así que nos vamos a pillar el bus. Pasan los minutos... "Oiga, señor policia, ¿es aquí la parada del bus o no?"...media hora... una hora... "Disculpe, ¿está usted seguro de que pasa por aquí? Porque la gente está empezando a irse..." "¡Ah! No, por aquí ya no pasa porque no consigue llegar de tanta gente que hay!" "¡Pues a buenas horas!"

Empezamos a andar hacia la siguiente parada. Vemos pasar el autobús que se dirige a donde estábamos nosotros antes... Con que no conseguía llegar, ¿no? Pues ahora estará llenísimo y nosotras no nos podremos montas... Dicho y hecho: El autobús pasa delante de nosotras y ni se para... A andar se ha dicho. No hay huellas de ningún autobús, y la estación está a 6 kilómetros. ¿Seis kilómetros se hacen en una hora? Pues ala, a seguir andando.

Empieza a oscurecer y esto ya no mola... Sin noticias del autobús. Las curvas empiezan a ser muy cerradas como para seguir andando... ¿Solución? Autostop. Somos tres y si pasa algo los molemos a patadas. Pasan los coches... no se para ninguno. En cambio a los tres que caminan un poco más delante sí que los llevan... C******s...

¡Yuhu! Se para un coche y nos lleva a la estación. Son un bombero y un policía... Un poco más de seguridad de lo que nos esperábamos...

¡Hemos llegado a la estación! Subimos como locas al tren y por fin podemos descansar...

Para la próxima vez ya sabemos: No ir a ningún Carnaval del que conozcamos pocos datos. ¡Pero igualmente ha sido un graaaan día! Atípico, pero un gran día.


¿Has visto alguna vez un burro volando? Yo sí, lo ho descubierto en uno de mis paseos por Roma. Pero empecemos por el principio de los tiempos...

Cuando uno se baja del bus 44 en Piazza Venezia, piensa siempre "vale, esta vez voy a ir tranquilo, esta vez no me pienso dejar arrastrar por la corriente frenética que va hacia Via del Corso".

Via del Corso...que siglos atrás era la vía en que el papa Paolo II, en el siglo XV, disfrutaba de una carrera salvaje de caballos árabes lanzados al galope sin jinete a lo largo de la calle. Via del Corso... "corso", participio pasado de "correre", correr. Es curioso como justamente en esta calle, los romanos van corriendo de un lado para otro mezclandose con los coches, las motos y los autobuses...

Hoy, justamente, había decidido que no me dejaría arrastrar por la "masa humana", y justamente hoy, la "masa humana" no estaba. Los que sí estaban eran muchísimos carabinieri. Por todas partes. Furgones, coches, grupos de carabinieri reunidos... estaba por preguntar qué pasaba, pero al final me he quedado con la duda... y ahora os quedais con la duda también vosotros.

Después de ir al Consulado (que vaya caca de consulado, la verdad) a inscribirme para votar, me he dirigido hacia el río y he empezado uno de mis largos paseos por Roma. (Por cierto, una cosa os digo, si yo estoy aquí haciendo el esfuerzo que conlleva el papeleo para votar en las elecciones... que menos que vosotros, que estais en España, voteis, aunque sea en blanco, ¿no?)

Bueno, volviendo a mi paseo, es ahí donde me he encontrado a este burro, para luego recorrerme buena parte de los Lungoteveri (los paseos a lo largo del Tíber), desde el Ara Pacis a la Isola Tiberina que, a la hora en que he llegado, estaba casi vacía, y ha sido un gustazo poder sentarse ahí al solecito a escribir sin que nadie te moleste.

Por desgracia, mi tranquilidad y mi relax han sido disturbados por un grupo de niñatillos españoles (se ve que de viaje de instituto), que han dado el espectáculo (como tantos otros españoles, desgraciadamente), pegando gritos, tirándose por el suelo... ¡Qué vergüenza, madre mía! Lo bueno de todo esto es que uno puede sentarse por allí cerca, se creen que eres italiana, y mientras puedes escuchar las tonterías que van diciendo, sin que ellos se den cuenta.

Y es que de todo se aprende. Cada día tengo más claro qué es lo que NO hay que hacer cuando se va de viaje.

¡Hasta la próxima!


Banda Sonora Original: The Beatles - While my guitar gently weeps
I look at the world and I notice it's turning. While my guitar gently weeps. With every mistake we must surely be learning. Still my guitar gently weeps.

  • No quiero ser turista; quiero ser viajera.
  • No quiero un coche; quiero una Vespa.
  • No quiero volverme insensible a las maravillas de Roma; quiero sorprenderme cada día, descubrir siempre nuevos detalles y rincones que fotografiar.
  • No quiero contentarme con lo que hay; quiero más.
  • No quiero irme jamás de aquí; quiero que Roma sea mi casa.
  • No quiero que mi futuro esté condicionado a la frase "esto tiene más salida"; quiero ser libre de elegir lo que me gusta.
  • No quiero hacer lo que la mayoría; quero pensar por mí misma.
  • No quiero ir a sistios llenos de gente; quiero disfrutar del silencio de una calle.
  • No quiero ir a discotecas; quiero recorrerme los bares con música en directo.
  • No quiero tener dos móviles; ¡cuánto querría tirar uno de los dos!
  • No quiero que me importe lo que digan los demás; quiero ser yo misma en todo momento.

Banda Sonora Original: Nek - Cuori in tempesta

Dai, dai, dai, cuori in tempesta siamo noi, fuori di
testa adesso sei...