Instrucciones para ir a un lago cerca de Roma:
1. Vete con tu compi belga y una amiga en un mini coche
2. Asate de calor mientras aùn estàs en Roma
3. Descubre que el GPS de tu amiga ha sido bautizado como "Jacqueline", y que Jacqueline, como el resto de los GPS de su especie, quiere llevarte por el camino que no es

4. Descubre con sorpresa que hacia donde te diriges asoman unas nubes de lluvia y que, para tu consternaciòn, se ven hasta relàmpagos.
5. Llega al Lago de Martignano y deleitate con el paisaje, que es super cuco.

6. Fastìdiate porque hace un tiempo de pena
7. Pasa de todo y, en lugar de irte, quédate en el lago, compra frutos secos y, envuelta en una toalla, siéntate en un banco a ver còmo llueve, còmo vuelan sombrillas y còmo cae el chaparròn del siglo.
8. Vete al coche porque te estàs empapando, y espera a que la lluvia amaine
9. Ponte en bikini, corre hacia el lago en el que, después de lo que ha llovido, ya no hay nadie y... a disfrutar!
Hoy la cosa iba de paseos, de graaandes paseos. Me he recorrido media Roma a pie en busca de las fuentes que simbolizan cada barrio de Roma. De las diez que habìa, quedan ocho, y estan esparcidas por los barrios del centro romano.

En pocas palabras, he ido desde Testaccio, pasando por Trastevere, hasta llegar a Borgo (donde està San Pietro) y Sant'Angelo (con su homònimo Castillo), para luego seguir hasta Sant'Eustacchio (zona de Piazza Navona y Pantheon) y Pigna (al lado de Piazza Venezia). Luego ya he cogido un bus para llegar a la zona de Piazza di Spagna, en busca otra de las fuentes de mi itinerario y, cuàl ha sido mi sorpresa que ya han terminado de restaurar el obelisco de Piazza di Spagna!!! Estaba precioso, me he quedado con una cara de felicidad que para mi se queda. Jajaja

Ha sido uno de esos paseos increìbles que recomiendan en el libro 101 cosas que hacer en Roma al menos una vez en la vida (101 cose da fare a Roma almeno una volta nella vita), y me han hecho constatar varias cosas:
1. A los señores italianos mayores dueños de pequeños bares les gustan las españolas
2. Que en Roma puedes hacer lo que te de la gana sola, porque nadie te va a mirar raro
3. Que echaba muchìsimo de menos la pizza al taglio
4. Que puedo recorrer kilometros y kilometros de calles con "sanpietrini" sin morirme
5. Que los paraguas estàn de moda en verano y yo no lo sabìa

Para que luego se diga que mi vida en Roma es infructuosa, vamos...
Aunque las cosas se repitan, nunca son iguales. Me refiero por ejemplo a L'Estate Romana que, como ya os he comentado con anterioridad, es una serie de actividades que se realizan en Roma durante el verano. Y digo que hay cosas que aunque se repitan nunca son iguales, porque ya es la tercera vez que vengo a Roma en verano - a L'Estate Romana - y siempre ha sido diferente.

La primera vez fue con Marifer, cuando vinimos juntas de viaje a Roma. La segunda vez, con mi madre, en busca de sandìa gratis y disfrutando de las vistas del Ponte Rotto iluminado, y Paola que me atosigaba con el dialecto romanesco. Y la tercera vez, con Armando, escuchando buena mùsica que unos tipos tocaban en directo desde lo alto de un autobùs, con uno de los mejores mojitos de un bar brasileño, y acabando en un bar que ha instalado Martini en la Isola Tiberina tomando un Long Island sobre sofàs camas gigantes y pasando un frìo que pelaba.

Roma, como siempre, sigue preciosa. Y yo sigo disfrutando de mis paseos romanos entre ruinas de época imperial mientras veo divertida las caritas de los turistas emocionados ante el Colosseo.

Simplemente magnìfico.
Sì, sì, sì! He vuelto!

Me encuentro de nuevo en mi ciudad, en mi "casita" preciosa y linda, no hace ni tres horas que estoy aquì y ya tengo novedades. A parte de los dos tropezones en los que casi me parto los pies mientras andaba toda "fashion" con mi maletita y mis tacones camino a casa, he de contaros que en mi ex-habitaciòn vive... Federica Bosco! Vale, que no sabeis quien es... pero yo sì lo sé! Porque tengo un libro suyo! Pero por desgracia el libro est..... Ostias que acaba de venir! Que casi me pilla escribiendo sobre ella! Jajaja. Como iba diciendo, por desgracia el libro està en Espagna (nòtese la falta de una letra esencial), y no me lo puede firmar, pero me estoy pensando seriamente el comprarme otro y hacer que me lo firme.

Genteeeee que le he dao dos besos y todo, jajaja. Como lo flipo. En serio, es que ese libro me gustò muchìsimo, de hecho empecé a traducirlo por puro hobby. Quién sabe si seré su pròxima traductora? Jajaja.

En fin, dejemos de sognar despiertas y dediquémonos a vivir el suegno que es estar en Roma!
¡Este blog no se cierra! Y no se cierra porque no me da la gana, porque aunque ya no viva en Roma, mi experiencia romana aún no ha acabado, y... ¡porque lo digo yo!


Es cierto, el martes que viene vuelvo a Roma y, la verdad, espero que estas idas y venidas de Roma se repitan más veces. ¡Porque sin esa ciudad me vuelvo loca!

Serán tres semanas de pura alegría, y pienso aprovecharlas al máximo. Además, ¡iré en plena Festa de Noantri (la fiesta típica del Trastevere) y con el "Verano di Roma"! Lo cual quiere decir que junto al río instalarán muchísimos puestos y habrá mil cosas que hacer, actuaciones, bailes, comidas, noches en la Isola Tiberina...


La ciudad más fantástica del mundo se merece una persona que la quiera... ¡y esa persona soy yo! (xD)
¿Repetimos lo de siempre? Lo desastre, lo inconstante y lo dejada que soy... Sí, lo soy, ¿qué le hago? Más quisiera yo poder ponerme a escribir siempre que quiero, pero la vida es dura y una ha pasado un mes y pico liada 25 horas al día. Y no, no me he equivocado, son 25, porque si de verdad el día durase sólo 24 horas, yo no habría podido hacer todo lo que he hecho.



Como resumen os diré que en todo este tiempo, las "personillas" que fueron a verme o conocí en Roma han sido lo más interesante que pueda haber pasado, porque por el resto, estuve terminando de traducir el dichoso librito. Por esto y mucho más... haré como la última vez, dejaré fotos... y me contentaré con eso, porque no soy capaz de ponerme a resumir taaaantos momentos.


Grandes momentos junto a Pepo y un helado con mayúsculas

Las futboleras contraatacan


Gran fiesta de despedida

¡Nada más que añadir!

¡Sigo viva!

Tengo el blog más muerto que... en fin.

Señoras y señores, he estado muy ocupada con la traducción de mi libro, y no he podido actualizar. Ahora que casi lo he terminado, he decidido darme la vidorra, pero no es posible, porque soy una persona desorganizada que no termina jamás las cosas que empieza, y como la traducción del libro es algo que debo por fuerza terminar, lo alargo hasta el infinito, y esto no se acaba nunca.

En fin, que estoy envejeciendo, que no puedo salir, porque si no duermo ocho horas mínimas después de un día tranquilito, a la mañana siguiente no hay quien me mueva. ¿Dónde quedaron esas noches de juerga y de desfase? Aunque pensándolo bien, ¿acaso existieron alguna vez? Jajaja. No me hagáis mucho caso, es que acabo de tragarme 3 capítulos seguidos de Sexo en Nueva York, y me ha entrado el complejo de Carrie, así que me he autoimpuesto escribir, pero no porque tenga nada interesante que contar.

Pues nada, que quien se haya tragado este sin fín de tonterías, y haya perdido su tiempo leyéndolas... ¡Eres mi héroe, personaje anónimo!

P.D.: En serio, no hagáis caso de nada de lo que hayáis podido leer. =)
Como sabéis, y si no lo sabéis os lo digo yo, a parte de enclaustrarme en casa para traducir el librito este, a veces (pocas, la verdad), consigo sacar tiempo, dinero, y compañero para hacer un viaje. Cómo no, la compañera de este viaje tenía que ser Ana, que es mi sempiterna compi de viajillos; el tiempo me lo saqué robándoselo a la traducción (y así estoy ahora...), y el dinero... se lo robé también a la traducción! ¡Que pa eso me lo he ganao con el sudor de mi frente! Jajaja.


Roma - Ravenna

Aventuras y desventuras de un coche alquilado



Si por algo se caracterizan las cosas que Ana y yo hacemos juntas, es por la suerte que tenemos. Esta vez, nuestra suerte se materializó en un Wolkswagen Passat. Sí. Resulta que habíamos hecho una reserva para alquilar un coche, pero al parecer ya no había coches pequeños, así que nos dieron este "monstruo". A parte de ser un cochazo, era... raro. Había que tocar una sinfonía cada vez que querías hacer algo con él (llámalo arrancar, poner el freno de mano - que, como tal, no existía: era un botón - e incluso quitarlo).

En fin, después de siete horacas, llegamos a Ravenna, y al albergue de la juventud, que seguía empeñado en esconderse... pero al final lo encontramos. Allí genial, super barato, super gente super simpática encargada, super desayuno... y tío creído metiéndose en nuestras elecciones desayuniles.

Ana: ¿Esto qué es? ¿Nutella?
Yo: Sí
El tipo: No, es chocolate... (mirada seductora)... con
avellanas.
Yo: (Cara de: Métete en tus asuntos) Eah, pues eso,
Nutella.

En fin, después nos fuimos a conocer el maravilloso pueblecito de Ravenna. ¡Con sus inglesias bizantinas! ¡Con sus fantásticos mosaicos! ¡Con sus ambientes de luces anaranjadas! ¡Con una tienda... ¿Con una tienda que se llama Perris?

Yo creo que fue por la tienda esta por lo que nos perdimos, porque me quedé pasmada.
En fin, que echamos un buen día, o una buena mañana, según se vea, y emprendimos nuestro camino hacia Padova (quien nos iba a decir la que se montaría para llegar al Bed&Breakfast), aprovechando para pasar por Ferrara.
Continuará...
Érase una vez dos deliziose fanciulle (véase deliciosas chiquillas) que emprendieron un accidentado viaje a Cerveteri. Tras retrasos y andenes varios, consiguieron tomar su tren. El objetivo de su viaje era ver una necrópolis etrusca, y en cambio acabaron en un extraño pueblo con extraños habitantes, en el que se encontraron con cosas como estas:


Como es normal, las niñas se asustaron, y decidieron volver a su querida y encantadora Roma para pasar un día completito y (re)descubrir lugares y rincones iluminados por la primavera.

Fin de la historia =)
Qué desastre que soy... llevo sin actualizar un montón de tiempo. Pero es que estoy super liada.
Bueno, como me llevaría demasiado tiempo ponerme a escribir o a resumir lo que pueda haber pasado en todo este tiempo, y como una imagen vale mas que mil palabras.... os dejo fotos de estas últimas semanas.


¡Super visita de Alex y MJ!

Bomarzo y el Parque de los Monstruos


Roma - Milan

Oteros en Roma (xD)

Uno de los objetivos de quedarme en Roma esta Semana Santa, era poder ver y disfrutar de las manifestaciones religiosas (o no religiosas) que se celebran en Roma estos días. El tiempo no ha estado de mi parte, y he estado a punto de quedarme metida en casa todos los días. Pero ha bastado una simple llamada, la confirmación de que me tenía que dar un poco el aire, para decir: ¡Sí! ¡Qué importa que esté cayendo el diluvio universal desde hace tres días! ¡Vámonos a ver la bendición del Papa! Y esto es lo que he conseguido:


Cuando la ausencia me envuelve. Cuando las palabras son mudas. Cuando la música es sentimiento, y los sentimientos, ironía.
Hablar por hablar, y escribir por escribir. Repetición de estructuras, de esquemas y de ritmos. No sé si vale la pena. No sé qué quiero reflejar, si es que quiero reflejar algo. Sonidos que son mudos pero que a la vez son todo. Agua que cae, el sonido de una ducha, el clic de las teclas… Silencio.
¿Por qué estoy escribiendo? Pura necesidad. Espero el sonido de una puerta que se abre para decir: Basta. Fermati. Quieta.
Manos cansadas. Mente cansada. Cuerpo cansado. Dudas y pensamientos. ¿Adónde me va a llevar? ¿Me importa a caso que signifiquen algo?
Empiezo a pensar que no.

__________________________________________________________


Quando l'assenza mi avvolge. Quando le parole sono mute. Quando la musica è sentimento, e i sentimenti, ironia.
Parlare per parlare, e scrivere per scrivere. Ripetizione di strutture, di scheme e di ritmi. Non so se ne vale la pena. Non so cosa voglio riflettere, se mai voglio riflettere qualcosa. Suoni che sono muti ma che alla stessa volta sono tutto. Acqua che cade, il suono di una doccia, il click dei tasti... Silenzio.
Perchè sto scrivendo? Pura necessità. Aspetto il suono di una porta che si apre per dire: Basta. Párate. Ferma.
Mani stanche. Mente stanca. Corpo stanco. Dubbi e pensieri. Dove mi porterà? Per caso me ne importa se significano qualcosa?
Comincio a pensare di no.
Ya sé que es obvio, y que lo habréis escuchado mil veces, pero es que yo me sigo sorprendiendo con la gente.

Estábamos cerca de Castel Sant'Angelo Alex, MJ y compañía, cuando de pronto se escuchan unas sirenas y prácticamente un camión de bomberos se nos viene encima. Después de los consecuentes gritos asustados de Cristina (que, obviamente, se escucharon en media Roma), y tras mi consiguiente momento de vergüenza por el momentazo escándaloso que acabábamos de vivir, vimos cómo más camiones de bomberos y tantos otros coches de policías y carabinieri se precipitaban locamente hacia el susodicho Castello.

La gente comienza a acercarse hacia el castillo, y nos damos cuenta con sorpresa que lo están desalojando. Por supuesto, los amigos de Alex quieren acercarse a ver qué pasa, y descubrimos que en lo alto del castillo hay un tipo que, según parece, quiere suicidarse. Algunas de los que estábamos allí queríamos irnos, porque el hecho de ver a una persona tirándose desde lo alto de un edificio para suicidarse, claramente no es lo más bonito de Roma, pero dado que el resto estaba ansioso por ver un poco de acción, tuvimos que quedarnos allí.

Hay que decir que gracias a la insistencia por parte de los que querían ver el "espectáculo", hemos conseguido este "documento gráfico" de valor inmensurable:

Como habreis podido comprobar (y si no, os lo explico), para alivio de unos pocos (y digo unos pocos porque allí la mayoría quería ver "sangre") el tipo finalmente no se tiró, ya que los bomberos lo quitaron del borde de la terraza a tiempo.

¿Moraleja de la historia? Que la gente está muy mal: Unos por querer suicidarse (o llamar la atención, quién sabe), y otros por ser más morbosos que otra cosa, y disfrutar con ese momento (por ejemplo, haciéndose fotos como quien se hace una foto con la torre de Pisa).


¡Se acabó! Se acabó la tortura, la agonía, el martirio, la angustia, el encierro... ¡Se acabó el mayor castigo! LA ÉPOCA DE EXÁMENES. Período que en mi caso ha durado un mes completo, sin contar el tiempo que previamente al comienzo de los exámenes, estuve encerrada en casa estudiando.

Por suerte todo ha acabado, y diría que muy bien. Una media de 9 entre los 5 exámenes, con tres 10 entre las notas. ¿Balance? Más que positivo. Sobre todo porque me llevo la alegría de haber encontrado grandes profesores, que es mucho más de lo que se puede decir de los que me encontré el año pasado en la Universidad de Granada. Así que, ahora que ya he terminado con mi "estancia de estudios" en la Gregorio VII, a pesar de los líos que nos han montado para todo, y la completa desorganización de una universidad tan pequeña y además privada, puedo decir que estoy contenta con este cuatrimestre. Bastante contenta a decir verdad. Sin olvidar que los resultados han superado con creces los esfuerzos. Jajaja.

Hoy, día de mi liberación, ha sido un día también cultural. He ido a una exposición en el Palazzo del Quirinale (o lo que es lo mismo, la residencia oficial del Presidente de la República) llamada "Nostoi. Capolavori ritrovati"
La palabra griega Nostoi, que se refiere a los ciclos épicos que narraban el regreso a casa de los héroes que volvían de la guerra de Troya, indica los largos y fatigosos viajes afrontados por estas espléndidas obras de arte para volver a su patria, viajes llenos de aventuras y de insidias, pero con un final feliz. Tras haber sido furtivamente sustraídas de las escavaciones arqueológicas de nuestro país, y posteriormente vendidas siguiendo canales clandestinos en el extranjero, estas "obras de arte reencontradas", frecuentemente piezas de excepcional valor en cuanto únicas en el mundo, vuelven a Italia.

Esto para que os hagáis a la idea de lo que he visto hoy, y encima gratis. ¿Qué más se puede pedir al día de hoy? Pues... un buen plan para esta noche... ya veremos.

Por cierto, la traducción del texto es de una servidora. =)


La burocracia italiana... ¿quién que haya estado alguna vez en Italia no ha oído hablar de ella? Que si es lo único que saben hacer, que si es horrible, que no funciona... Claro, pero una cosa es oir a la gente quejarse y otra vivirla en tus propias carnes.

Yo, por evitar estas cosas, he hecho todo lo posible, pero a todo cerdo le llega su San Martín, y el mío llegó junto con mi inesperado dolor en el pecho. ¿Resultado? Ve al hospital, entra, vuelva a salir porque te has equivocado, ve a pagar un ticket, coge número, paga. Vuelve a donde estabas antes, que te examinen, que te sientas un bichillo más que una persona por más que el enfermero sea muy agradable contigo, firma otro papel. Electrocardiograma, preguntas, auscultaciones, más preguntas y una cita con el cardiólogo para el lunes siguiente porque tienes arritmia. ¿Qué te llevas de tu visita al médico? Un montón de papeles, un miedo de tener algo en el corazón y una receta de un tranquilizante. Que una se pregunta, ¿pero era realmente necesario?

Llega el lunes, visita el acardiólogo. Se repite la historia, pero esta vez peor. Preguntas, te dicen que tienes que pagar, sí, otra vez, bajas, vuelves a preguntar, te tratan como a un deficiente, coges número, quedan diez minutos para tu cita con el cardiólogo, tienes el número 92 y van por el 74. Para más inri, de las seis ventanillas para pagar, están abiertas solo dos, ¿y el resto de trabajadores? ¿no están? Sí, sí que están, están detrás de las cortinillas que han cerrado a su debido tiempo para rascarse un rato el ombligo por no decir otra cosa. Situación: Gente que, haciéndose el loco, se va colando. Respuesta a la situación: Quedan dos minutos para mi cita con el médico, yo voy a preguntar. Esta vez tengo que pagar más, y para mayor desconsuelo mío, una tipa me monta el numerito diciéndome que me he colado y que soy una "lista". ¿Qué hago? Me aguanto como puedo, le respondo sin mucho cabreo... ¿y qué pasa cuand Marta se contiene? Que luego es peor. Así que cuando sube finalmente a esperar a que el cardiólogo le atienda, empieza a llorar desconsoladamente.

¡Así es normal que tenga taquicardia, co**! En fin, ¿resultados obtenidos de la visita? Tienes un soplo en el corazón y un ecocardiograma pendiente de hacer que no podrás realizar en el hospital al que has estado yendo porque hasta junio no tienen cita.

Aquí no acaba la cosa, porque la burocracia también está en Correos, para mandar una carta certificada para votar en las elecciones. Pero tranquila, Marta, que aún te quedan más momentos que vivir con la burocracia italiana, no vayas a estar tu triste porque se hayan acabado, mujer. Conténtate de momento con tener que enviar papeles y faxes a tu universidad, que no es poco.

Ala, hasta otra

¿Qué pasa hoy en día? En serio, ¿qué problema grave es el que tenemos los jóvenes con nuestra identidad? Empiezo ya a hartarme de todo este circo que tenemos montado con el tema de la personalidad.
De veras quisiera que alguien me dijese la razón por la que hay que ser "alguien", crearse un personaje; o, por el contrario, dejarse arrastrar por el prototipo de "joven" del momento. Sinceramente, no sé qué es peor.
Cuando estaba en España, lo que me tocaba ver y, de alguna manera "sufrir", era el segundo caso. No había ni un mínimo intento de separarse de esa masa de personas que, llegados a este punto, ya es homogénea, debido a la falta de ideas y a la falta de... todo. Porque es que ya no hay nada que sorprenda. No sé si es porque no queremos o por que, a fin de cuentas, no podemos. Y es que hay que reconocer que es cierto, cuesta alejarse del "prototipo". Es más fácil ser uno más y no tener que tirar del carro de tu propia existencia en contra de la corriente, que son el resto.
Aquí en Italia, en cambio, me encuentro con la situación opuesta. Aquí hay que fabricarse un "alguien" detrás del cual esconderse. Es una actuación continua, y personajes no faltan: Los que hacen lo que sea por ser deseados, los que "pasan" de todo y de todos, los "intelectuales"... Y yo estoy harta. Estoy cansada de ver esta situación, estoy harte de notar la presión que supone no querer a toda costa montarse un teatro continuo, y estoy harta de tener que sufrir las consecuencias de que el resto de la gente sí lo haga.
¿No podría ser todo más sencillo? Sí, sí que podría. Podría realmente haber gente que pasa de todo, y no gente que finge que lo hace para entrar en uno de estos estereotipos del joven desganado y desmotivado. Podría haber gente que simplemente tiene ese halo que les hace irresistibles, atrayentes... y no gente que se pasa el día pendiente de un espejo. Y podría haber, como es cierto que los hay, gente que es inteligente, gente que desarrolla ideas nuevas y originales, gente que es capaz de formarse una opinión crítica sobre lo que ve y lo que sucede a su alrededor, sin otro pretexto que el de ser un poco más crítico; y no gente que intenta hacer ver que reune todas las cualidades de un genio, de un intelectual, todas en una sola persona, demostrando lo intelectual que es porque se pone a filosofar después de ver una película.
Que no. Que ya no lo aguanto más. Que si aquí la gente va a fastidiarme a mí porque necesita esconderse detrás de su personaje las 24 horas del día, y va a ser una persona distinta cuando se encuenta con gente, de la que demuestra ser cuando está a solas... entonces a mi que me dejen tranquila. A mí que no me vengan luego a contar sus problemas existenciales, porque desgraciadamente, no voy a poder sabes si son los verdaderos o los problemas derivados del "teatrillo" que es su vida.
Y yo, sinceramente, no voy a perder el tiempo escuchando éstos últimos, los problemas "irreales", porque para problemas ya están los que yo pueda tener, y yo por lo menos sí sé que son de verdad, que son los míos, los de Marta, los que derivan de mi vida, y no los de otra persona que me haya inventado, y que no soy yo.
Punto.

MENÚ ESPECIAL DE SAN VALENTÍN:
- Primer plato: Ensalada
- Segundo plato: Pasta fresca rellena
- Postre: Brownies caseros y fruta

Incluido en el precio al agua, el pan, y la oportunidad de que tu compañera de piso te llame inepta en tu p*** cara solo por quedar de intelectual delante de su amiga, y luego sentirte tú un asco el día siguiente.

No pierdas esta oportunidad, ¡haz tu reserva ahora!
La jornada comenzó tranquila: el típico viaje en bus hasta Termini, el típico retraso de Ana, y los típicos momentos de tensión corriendo hacia el andén. Pero lo típico comenzó a hacerse atípico desde el momento en que nos dimos cuentade que íbamos a un carnaval "alternativo"... y he aquí las consecuencias.

Tren abarrotado, ropas de colores, voces, bicicletas y... gente vestida de monje. Empiezan a rezar su versión del Ave María dedicada a la bicicleta,y nos hacen repetir a todos los del vagón. Se marchan a predicar por el resto del tren y aparecen unas vestidas de flamencas... ¡Pero dónde nos hemos metido!

Claro, hoy no iba a ser un día normal. Salimos del tren y nos montamos corriendo en el autobús. ¿Será ese el que nos lleva al centro? Se suben todos así que... nosotras también. Nos colocamos nuestras máscaras y tal, y de pronto el autobús se para a un lado de la carretera. La gente se pone nerviosa. Nosotras no tenemos billete... la hemos cagao. Un carabiniere se asoma por la puerta. La gente empieza a abrir las ventanillas traseras del bus. Caras de desconcierto... y nosotras nos quitamos lo poco que llevamos de disfraz, y decidimos que no hablamos italiano. La gente empieza a bajar del autobús. Me asomo y veo que hay otro policía con un perro... ahora lo entiendo todo... vaya marrón. Por lo menos no es por los billetes del bus, y nosotras no tenemos nada que ver con estos líos.

La policía se lleva a unos cuantos y el resto volvemos a subir al bus. ¡Madre mía lo lejos que está el pueblucho este! Llegamos al centro, la cosa empieza a animarse... musiquilla, puestecitos... ¡a comer se ha dicho! Pasta con garbanzos y botellita de agua en mano, nos sentamos en la hierba y nos ponemos a comer. ¡Qué hippie que es esto, madre mía!

Empieza a no molar la cosa cuando descubrimos que el carnaval este es anticlerical. Así que decidimos tomarnos la cosa más en plan turístico y nos damos una vueltecita por el pueblo, que es la mar de coqueto. Cuando volvemos al meollo de la celebración, la cosa se ha animado bastante, y nosotras, que habíamos comprado tickets para comer pizza frita, comenzamos nuestra odisea para conseguirla. Después de mil vueltas, esperas, preguntas, empujones y malentendidos... vemos que empiezan a hacer la dichosa pizza frita. Cuando está preparada saco todos mis genes de Cádiz, y a base de zarandear los tickets y hacer aspavientos, consigo que seamos de las primeras en pillar pizza frita con azucar. ¡Buenísima!



Son las cinco de la tarde y nosotras ya estamos muertas... la edad es lo que tiene. Además, esto empieza a llenarse demasiado de gente, así que nos vamos a pillar el bus. Pasan los minutos... "Oiga, señor policia, ¿es aquí la parada del bus o no?"...media hora... una hora... "Disculpe, ¿está usted seguro de que pasa por aquí? Porque la gente está empezando a irse..." "¡Ah! No, por aquí ya no pasa porque no consigue llegar de tanta gente que hay!" "¡Pues a buenas horas!"

Empezamos a andar hacia la siguiente parada. Vemos pasar el autobús que se dirige a donde estábamos nosotros antes... Con que no conseguía llegar, ¿no? Pues ahora estará llenísimo y nosotras no nos podremos montas... Dicho y hecho: El autobús pasa delante de nosotras y ni se para... A andar se ha dicho. No hay huellas de ningún autobús, y la estación está a 6 kilómetros. ¿Seis kilómetros se hacen en una hora? Pues ala, a seguir andando.

Empieza a oscurecer y esto ya no mola... Sin noticias del autobús. Las curvas empiezan a ser muy cerradas como para seguir andando... ¿Solución? Autostop. Somos tres y si pasa algo los molemos a patadas. Pasan los coches... no se para ninguno. En cambio a los tres que caminan un poco más delante sí que los llevan... C******s...

¡Yuhu! Se para un coche y nos lleva a la estación. Son un bombero y un policía... Un poco más de seguridad de lo que nos esperábamos...

¡Hemos llegado a la estación! Subimos como locas al tren y por fin podemos descansar...

Para la próxima vez ya sabemos: No ir a ningún Carnaval del que conozcamos pocos datos. ¡Pero igualmente ha sido un graaaan día! Atípico, pero un gran día.


¿Has visto alguna vez un burro volando? Yo sí, lo ho descubierto en uno de mis paseos por Roma. Pero empecemos por el principio de los tiempos...

Cuando uno se baja del bus 44 en Piazza Venezia, piensa siempre "vale, esta vez voy a ir tranquilo, esta vez no me pienso dejar arrastrar por la corriente frenética que va hacia Via del Corso".

Via del Corso...que siglos atrás era la vía en que el papa Paolo II, en el siglo XV, disfrutaba de una carrera salvaje de caballos árabes lanzados al galope sin jinete a lo largo de la calle. Via del Corso... "corso", participio pasado de "correre", correr. Es curioso como justamente en esta calle, los romanos van corriendo de un lado para otro mezclandose con los coches, las motos y los autobuses...

Hoy, justamente, había decidido que no me dejaría arrastrar por la "masa humana", y justamente hoy, la "masa humana" no estaba. Los que sí estaban eran muchísimos carabinieri. Por todas partes. Furgones, coches, grupos de carabinieri reunidos... estaba por preguntar qué pasaba, pero al final me he quedado con la duda... y ahora os quedais con la duda también vosotros.

Después de ir al Consulado (que vaya caca de consulado, la verdad) a inscribirme para votar, me he dirigido hacia el río y he empezado uno de mis largos paseos por Roma. (Por cierto, una cosa os digo, si yo estoy aquí haciendo el esfuerzo que conlleva el papeleo para votar en las elecciones... que menos que vosotros, que estais en España, voteis, aunque sea en blanco, ¿no?)

Bueno, volviendo a mi paseo, es ahí donde me he encontrado a este burro, para luego recorrerme buena parte de los Lungoteveri (los paseos a lo largo del Tíber), desde el Ara Pacis a la Isola Tiberina que, a la hora en que he llegado, estaba casi vacía, y ha sido un gustazo poder sentarse ahí al solecito a escribir sin que nadie te moleste.

Por desgracia, mi tranquilidad y mi relax han sido disturbados por un grupo de niñatillos españoles (se ve que de viaje de instituto), que han dado el espectáculo (como tantos otros españoles, desgraciadamente), pegando gritos, tirándose por el suelo... ¡Qué vergüenza, madre mía! Lo bueno de todo esto es que uno puede sentarse por allí cerca, se creen que eres italiana, y mientras puedes escuchar las tonterías que van diciendo, sin que ellos se den cuenta.

Y es que de todo se aprende. Cada día tengo más claro qué es lo que NO hay que hacer cuando se va de viaje.

¡Hasta la próxima!


Banda Sonora Original: The Beatles - While my guitar gently weeps
I look at the world and I notice it's turning. While my guitar gently weeps. With every mistake we must surely be learning. Still my guitar gently weeps.

  • No quiero ser turista; quiero ser viajera.
  • No quiero un coche; quiero una Vespa.
  • No quiero volverme insensible a las maravillas de Roma; quiero sorprenderme cada día, descubrir siempre nuevos detalles y rincones que fotografiar.
  • No quiero contentarme con lo que hay; quiero más.
  • No quiero irme jamás de aquí; quiero que Roma sea mi casa.
  • No quiero que mi futuro esté condicionado a la frase "esto tiene más salida"; quiero ser libre de elegir lo que me gusta.
  • No quiero hacer lo que la mayoría; quero pensar por mí misma.
  • No quiero ir a sistios llenos de gente; quiero disfrutar del silencio de una calle.
  • No quiero ir a discotecas; quiero recorrerme los bares con música en directo.
  • No quiero tener dos móviles; ¡cuánto querría tirar uno de los dos!
  • No quiero que me importe lo que digan los demás; quiero ser yo misma en todo momento.

Banda Sonora Original: Nek - Cuori in tempesta

Dai, dai, dai, cuori in tempesta siamo noi, fuori di
testa adesso sei...
A parte de libros que dicen verdades grandes como una casa (vease post anterior) y útiles en cualquier situación, hay libros que te sugestionan, que te condicionan... llamémoslo como queramos, pero siempre en el sentido "psicológico" del término.

Hablo del libro de Oliver Sacks "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", que me compré hace unas semanas, y que, literalmente he devorado. Es decir, que no he parado en estos días hasta que me lo he leído entero. No se cuántos de vosotros lo conoceréis (Mf, a ti me dirijo cuando digo: "Como no te acuerdes de este título tiene delito"), pero os diré que está escrito por un gran neurólogo estadounidense y, a través de casos clínicos de pacientes con los que ha tratado, profundiza en la neurología desde un punto de vista muy llamémoslo "psicológico".

Vale, acabo de soltar un rollazo del quince y ahora mismo de lo último que tendréis ganas es de poneros a leerlo. Pero volved a leer el título... "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero"... ahora ya hay más ganas, ¿eh? En serio, gente, es un gran libro. Os lo aconsejo de verdad.

¿Pero todo esto viene a cuento de qué? Pues bien, viene a cuento de que, como he dicho un poco antes, hay libros que te condicionan, y este ha sido mi caso. Después de dos semanas "a piñón" con el libro, voy por la calle y me doy cuenta de la cantidad de locos que hay. En serio, me siento como el proprio Oliver Sacks, que después de conocer por primera vez a un enfermo de síndrome de Tourette, no hacía más que ver a enfermos de este tipo por la calle, cuando antes nunca se había dado cuenta. Es como ayer, que no os podría decir la cantidad de locos que ví desde que me monté en el autobús hasta que llegué a casa (sin contar al loco que me mira fijo y es ya la segunda vez que me lo encuentro... ese sí que me da mal rollo). O la señora anciana que iba esta mañana caminando por en medio de la avenida y que, después de que un motorista le pitase con el claxon ha empezado a gritar: "¡Eeeeeh! ¡Tú estate callado! ¡Cabróoooon! ¿Te enteras? ¡Eres un cabróoooon!". O la mujer que subió ayer al autobús y empezó a imprecar a una chica que estaba sentada, para que le dejase el asiento libre: "Usted ahora se levanta y me deja el asiento libre, ¿se ha enterado?". O el hombre que, sentado en una terraza, se fumaba un cigarillo y se tomaba un café mientras charlaba animadamente con... nadie.

En fin, será el libro... y será también que hay días que una está más atenta a las cosas. Porque hoy es que no he parado. Ha sido salir de la facultad y hacer el camino hacia casa de Ana, y no parar de ver mil curiosidades. Sí, Roma es una ciudad de contrastes... y de curiosidades. Curiosidades que te hacen pensar que si los tiquisimiquis de los examinadores de conducir españoles viniesen a Roma, es probable que sufriesen un paro al corazón (téngase en cuenta que aquí no sólo es que se pisen las lineas, es que para los coches no existen, y para las motos dos lineas cercanas conforman su carril). Situaciones que te enfadan, porque la señora que está ahí tirada en el suelo pidiendo delante de una iglesia porque no tiene nada para comer, en cambio sí que tiene dinero para tabaco, y se lo fuma ahí medio a escondidas. Curiosidades que te hacen darte cuenta que El Vaticano y tu casa no son tan diferentes, porque tanto en un lado como en otro sucede lo mismo: estamos a 20 de diciembre y el Belén aún no está puesto... y en cambio llega el 30 de enero y aún no lo han quitado. Situaciones también que te hacen darte cuenta de que pareces autóctona, porque por los alrededores de San Pietro (sitio turistiquísimo), los acosadores vendedores ambulantes, los repartidores de propaganda de restaurantes malos, y los guías-express no te agobian... ¡pasan de ti!. Y curiosidades como que los tonos púrpuras y violáceos arrasan entre los turistas asiáticos, que los curas argentinos son guapísimos y que hay uno que es igualito que mi amigo Michi (pero en pelirrojo), y que loz niñoz chiquititoz árabez también cecean.

¡Cómo mola Roma!




¡Amén!


... que si hay que estudiar, se estudia.



En momentos de "enclaustramiento estudiantil" (citando a Mar), no se sabe qué hacer. Puñetas, ¿por qué hablar en impersonal? Seamos sinceros: soy yo la que no sabe qué diablos hacer, ni para concentrarme, ni para estarme quieta en la puñetera silla... ni para nada.

Son en estos momentos en los que me asalta la paranoya; momentos en los que youtube se convierte en algo más adictivo que las drogas, y me hace descubir lo poco que sé sobre Martes Y Trece y las empanadillas de Móstoles, o sobre anacondas devoradoras de hipopótamos. Momentos en los que, por no saber qué hacer, acabo bailando Batuka en mi cuarto con el remordimiento de que pueda molestar a la vecina de abajo. Momentos en los que, tras una hora cantando con el karaoke, me doy cuenta che Chenoa a mi lado es una aficionada (xD). Y momentos en los que hago descubrimientos terroríficos y espeluznantes... como por ejemplo, que mi compañera inglesa, en su obsesión por el té, se hace infusiones incluso de chícharos.. o almenos es lo que parece a primera vista, aunque luego me doy cuenta de que no, que es manzanilla, que yo estoy más que aburrida, y que por eso me invento tonterías... y todo por no estudiar.


Señoras y señores, niños y niñas... Marta ha cumplido veinte años. Ya no soy teenager, ya he cambiado de decenas... ya soy vieja oficialmente.

El día de ayer, aunque tranquilito, tuvo sus detallazos. Me desperté super tarde, y me encontré en la cocina mi tacita del desayuno allí preparada, con una plantita al lado y una tarjeta de felicitación (véase imagen de arriba). ¡Imaginaos mi ilusión! No hay cosa que me guste más que estos detallitos tontos... y mis compis de piso son expertas en tenerlos.

Luego me fui a hacer la compra y, volviendo a casa, entré en una pastelería (por la que paso siempre pero en la que nunca me había dado por entrar), ¡para comprarme mi merecidísima tarta! Para mi sorpresa descubrí que era una pastelería kosher (que, para los que no lo sepan, es la denominación que se le da a los alimentos que pueden comer los judios), y resulta que, por lo que yo se, los dulces hebreos ¡son los más buenos que existen! Así que, sin duda alguna, me compré allí mi tarta... de chocolate y piñones... no os podeis imaginar lo buenísima que estaba.

Por la tarde tenía planes de quedar con Alex, pero como siempre, por el tema del trabajo, no pudimos quedar, pero se pasó por casa un momentín para darme mi regalo:

¡Sí! ¡Ese super ramo de flores super bonito! ¡Qué ilusión! La primera vez que me regalan un ramo de flores... pero no lo puedo oler... ¡ju! Maldito resfriado...

¡Ah! ¡Se me olvidaba! Menú del día de mi cumpleaños: tortiglioni alle erbe para almorzar y pizza e suplì para cenar. Simplemente fantástico.

No me puedo quejar, aunque no saliese de fiesta y esas cosas... y es que... señores, soy vieja oficialmente. Y no digais que no, que hoy ya se me ha notado. Os cuento: he ido esta mañana a comprar un jarrón para el ramo de flores y un platito para las plantitas. Cuando estaba pagando en la tienda, uno de los dependientes se dirige a mí y me dice sonriente: "È per il corredo?". A lo que yo le respondo (en italiano, obviamente): "¿Qué es el corredo? Es que no soy italiana..." Y me responde el hombre (traduzco): "Sí, cuando uno se casa... las cosas que compra..." O sea, ¡el ajuar!

Que sí, que tengo pinta ya de mayor... y encima de casada...

Bueno, me voy, que tengo una lavadora a punto de terminar y un cuarto de baño que barrer, que mi compañera me da que se ha cortao los pelos y lo ha dejao todo lleno de pelos... jajajaja. (¿Veis? ¡Si lo digo yo que ya estoy mayor!).

¡Hola a todos!

Sabeis que mañana es mi cumple, y como vuestra presencia no la voy a poder tener conmigo... podeis hacer otra cosa, a parte de mandarme vuestro cariño, que eso ya lo sé...

Lo que hay en esa imagen es lo que me pido para mi cumple... es el sencillo deseo de una futura veinteañera asustada por el cambio de decenas... no cuesta mucho... y si todos poneis de vuestra parte mi sueño se podrá realizar.

(Os quiero igualmente, aunque no me la regaleis, jajaja)

¡Qué bien se está cuando no se está malo! (Y qué obvia es esta frase...) Pero es que es así, uno no se da cuenta de lo bien que se está cuando se está sanito y fuerte, y no debe soportar narices moqueantes, congestión generalizada, debilidad corporal... y todas esas incomodidades que ya conocemos. Es justamente cuando uno está enfermito, cuando se acuerda de lo bien que se lo pasa cuando está sano, de sus salidas al cine, de cuando se va tranquilamente a hacer un poquito de turismo por la ciudad, o a tomarse un cafelito...


Ese bichillo azul en primer plano que veis ahí es el "cabroncete" encargado de provocarme
"una enfermedad infecciosa viral leve de la nariz y la garganta, el sistema respiratorio superior, cuyos síntomas son estornudos, secreción nasal, goteo/congestión nasal (a menudo ocurren simultáneamente, o uno en cada fosa nasal), picor, dolor o flema en la garganta, tos, dolor de cabeza y una sensación de malestar general; normalmente dura entre 3 y 10 días"


Sí, que bonito... resfriado... el invierno no sería lo mismo sin él, ¿eh? Pues por mí se podía a ir a donde yo me sé. Y lo mejor de todo es que "no existe cura para el resfriado común, es decir, no hay tratamiento que combata directamente al virus. Sólo el sistema inmunológico del organismo puede destruir con efectividad al invasor"



Así que, a fastidiarse se ha dicho. Yo me aguanto con mi resfriado, y vosotros que tengais un buen día.

Hay días en que una no tiene más remedio que preguntarse: "¿Será que me estoy convirtiendo en una persona estresada?". Es uno de esos días en los que notas que el cansancio se ha acumulado, que hasta subir la calle desde la parada del autobús hasta tu casa se te hace un mundo. Días en los que no has hecho más que ir de un lado para otro. Y días en los que descubres que tienes un problema más que añadir a la lista de cosas que solucionar.

Al fin y al cabo, la vida es así. Lo que ocurre es que, en una ciudad como Roma, todo se magnificia mucho más: todo está más lejos, puesto que es una ciudad grande, el ritmo de vida es tan frenético que no te puedes permitir minutos que perder, y la gente, más que personas, parece una corriente que te arrastra de modo un tanto incontrolable.

Aun así, uno no puede dejarse abatir, y debe "tirar pa' lante" e intentar acabar el día lo mejor que se pueda.. y si eres joven, salir por la noche, porque si no, eres un "amargao". Es por eso que hay días que uno se cuestiona si sufre de estrés o es sólo un día demasiado completo.

Por suerte, en Roma, este "problema" tiene fácil solución: basta pasear un poco por el centro y disfrutar de las maravillas de la Urbe, sobre todo ahora, durante la Cuesta de Enero, cuando los romanos están tan cortos de dinero después de los excesos navideños, que no salen a la calle si no es para ir al trabajo. Así que, si uno sale por la noche durante estos días, puede sentirse el verdadero dueño de la ciudad, y caminar a su antojo por las calles que, por lo general, están tremendamente llenas de gente. Como digo, aquí un paseo lo arregla casi todo, hasta el estrés.

Por eso, no me queda más que repetir lo que le escuché decir una vez a un tipo en un autobús llenísimo de gente: "Son las cosas de la gran ciudad... las consecuencias no son siempre buenas".
¡Qué grandes estas vacaciones de completo relax... y cómo cuesta volver a la realiadad! Y es que aunque la realidad sea, en este caso, una ciudad como Roma, si una vuelve para tener un mesecito cargado, siempre cuesta más.

No tengo propósitos de año nuevo, pero sí mil planes en la cabeza que no sé si conseguiré realizar. Si pienso en el año que acaba de terminar, el balance es siempre positivo. Será que tengo tendencia a recordar siempre las cosas buenas y dejar lo malo sólo como algo de lo que poder aprender.

Sin duda este año ha sido el de las nuevas y grandes experiencias, el año de comenzar mil planes, de cambiar, de conocer (a los demás y a mí misma), de saber que puedo más de lo que creo, de aprender que hay cosas nuevas más allá de lo que uno se pueda imaginar, y de aprender afrontar los obstáculos desde una perspectiva diferente. Tras todo un año, sé que se soy una persona más fuerte, que mi manera de pensar se ha ido modelando con las experiencias que he ido viviendo (y que no son pocas), y que las cosas no han hecho más que empezar.

Los 20 años están ya a la vuelta de la esquina, y una empieza a darse cuenta de que, quiera o no quiera, se le han pegado ya manías y actitudes de sus padres; que aunque le parezca extraño, su hermana y ella se parecen más de lo que imaginaban; aprende también que todo lo bueno, al fin y al cabo, vuelve, sea de un modo o de otro, y que quedan muchas cosas que mejorar.

Pasa otro año más, pero no es un año sin más. Ha estado lleno de nuevas personas, nuevos lugares, ¡muchos viajes!, gente que entra y que sale, cosas que te marcan... y ciudades que enamoran. En cambio, con respecto al año que empieza, si hay un sustantivo que se le ajuste, al menos en su inicio, ese es positividad, y espero que siga así por lo menos hasta que me vuelva a tomar las uvas dentro de 12 meses.

Para terminar, si hay algo verdadaderamente importante que he aprendido en este año, es que tirar las moneditas en la Fontana di Trevi funciona... una siempre vuelve a Roma.