Claro, hoy no iba a ser un día normal. Salimos del tren y nos montamos corriendo en el autobús. ¿Será ese el que nos lleva al centro? Se suben todos así que... nosotras también. Nos colocamos nuestras máscaras y tal, y de pronto el autobús se para a un lado de la carretera. La gente se pone nerviosa. Nosotras no tenemos billete... la hemos cagao. Un carabiniere se asoma por la puerta. La gente empieza a abrir las ventanillas traseras del bus. Caras de desconcierto... y nosotras nos quitamos lo poco que llevamos de disfraz, y decidimos que no hablamos italiano. La gente empieza a bajar del autobús. Me asomo y veo que hay otro policía con un perro... ahora lo entiendo todo... vaya marrón. Por lo menos no es por los billetes del bus, y nosotras no tenemos nada que ver con estos líos.
La policía se lleva a unos cuantos y el resto volvemos a subir al bus. ¡Madre mía lo lejos que está el pueblucho este! Llegamos al centro, la cosa empieza a animarse... musiquilla, puestecitos... ¡a comer se ha dicho! Pasta con garbanzos y botellita de agua en mano, nos sentamos en la hierba y nos ponemos a comer. ¡Qué hippie que es esto, madre mía!
Empieza a no molar la cosa cuando descubrimos que el carnaval este es anticlerical. Así que decidimos tomarnos la cosa más en plan turístico y nos damos una vueltecita por el pueblo, que es la mar de coqueto. Cuando volvemos al meollo de la celebración, la cosa se ha animado bastante, y nosotras, que habíamos comprado tickets para comer pizza frita, comenzamos nuestra odisea para conseguirla. Después de mil vueltas, esperas, preguntas, empujones y malentendidos... vemos que empiezan a hacer la dichosa pizza frita. Cuando está preparada saco todos mis genes de Cádiz, y a base de zarandear los tickets y hacer aspavientos, consigo que seamos de las primeras en pillar pizza frita con azucar. ¡Buenísima!
Son las cinco de la tarde y nosotras ya estamos muertas... la edad es lo que tiene. Además, esto empieza a llenarse demasiado de gente, así que nos vamos a pillar el bus. Pasan los minutos... "Oiga, señor policia, ¿es aquí la parada del bus o no?"...media hora... una hora... "Disculpe, ¿está usted seguro de que pasa por aquí? Porque la gente está empezando a irse..." "¡Ah! No, por aquí ya no pasa porque no consigue llegar de tanta gente que hay!" "¡Pues a buenas horas!"
Empezamos a andar hacia la siguiente parada. Vemos pasar el autobús que se dirige a donde estábamos nosotros antes... Con que no conseguía llegar, ¿no? Pues ahora estará llenísimo y nosotras no nos podremos montas... Dicho y hecho: El autobús pasa delante de nosotras y ni se para... A andar se ha dicho. No hay huellas de ningún autobús, y la estación está a 6 kilómetros. ¿Seis kilómetros se hacen en una hora? Pues ala, a seguir andando.
Empieza a oscurecer y esto ya no mola... Sin noticias del autobús. Las curvas empiezan a ser muy cerradas como para seguir andando... ¿Solución? Autostop. Somos tres y si pasa algo los molemos a patadas. Pasan los coches... no se para ninguno. En cambio a los tres que caminan un poco más delante sí que los llevan... C******s...
¡Yuhu! Se para un coche y nos lleva a la estación. Son un bombero y un policía... Un poco más de seguridad de lo que nos esperábamos...
¡Hemos llegado a la estación! Subimos como locas al tren y por fin podemos descansar...
Para la próxima vez ya sabemos: No ir a ningún Carnaval del que conozcamos pocos datos. ¡Pero igualmente ha sido un graaaan día! Atípico, pero un gran día.
1 comentarios:
Las cosas de la vida: cuando menos te lo esperas, aparece un "héroe", jeje Un besote!
(Sí, soy capaz de escribir en 3 comentarios distintos el mismo día xD)
Publicar un comentario